la vida de FRANZ FRICHARD

«Otra noche más en el café Kyoto. Treinta años viniendo a cenar las sobras de su menú enfermo para paladares enfermos. Todo bajo una luz blanca y febril que recuerda un quirófano clandestino. En este lugar, en el que el invierno es la única estación admitida como cliente, no existe el tiempo, por eso todos envejecemos de hambre o de frío”

“Lo que mas valoró de una vida es su silencio, esa extraña capacidad de escuchar otras vidas”

“Solo aprende a vivir quien es el asesino diario de sí mismo”