la vida de FRANZ FRICHARD

👉 Algunos dicen que en esta ciudad la alegría y el dolor siempre están a dos cuadras de uno mismo, pero cuando alcanzas ese lugar ya no eres el que creías ser. Cae la tarde. Las paradas de ómnibus con destino a Pocitos y Tres Cruces se agolpan de gente que sale del laburo más cansada que su sombra, que sueña con un pancho en el boliche de la esquina y con un viaje, no a un nuevo día, sino a uno distinto. A la Tacita de Plata solo el tiempo puede sacarle brillo, conoce el precio de no vender su alma, la belleza que solo resplandece cuando alguien la sabe mirar.

(Montevideo 21 de junio de 2019)